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ENTREVISTAMOS A EMILI VILLAESCUSA, PRESIDENTE DE LA CONFEDERACIÓN DE COOPERATIVAS DE LA COMUNIDAD VALENCIANA

“Los cooperativistas podemos estar sacrificándonos hoy, pero mañana seremos los únicos beneficiarios de nuestro esfuerzo”

PREGUNTA. En abril fue elegido presidente de la Confederación de Cooperativas de la Comunidad Valenciana, convirtiéndose en el séptimo presidente de la entidad. Después de 30 años de vinculación al mundo cooperativo, ¿qué supone para usted en lo personal y en lo profesional la representación de todos los sectores cooperativos en la Comunidad?

EMILI VILLAESCUSA: Supone, sin duda, un reto importante tanto en lo personal, como en lo profesional. Defender los intereses del conjunto del cooperativismo valenciano ya es, de por sí, motivador. Que el consejo confíe en ti para liderar el proyecto es más que halagador: es un privilegio. Hay que corresponder con capacidad de trabajo y voluntad de integrar. Afortunadamente, en la Confederación hay un consejo rector muy consolidado e implicado, y eso hace que el trabajo se afronte con más energía.

P. Recoge el testigo en un momento de especial significado para el movimiento cooperativo, ya que 2012 ha sido declarado por Naciones Unidas como el Año Internacional de las Cooperativas, ¿supone un plus de responsabilidad por el hecho de que muchos más ojos van a estar atentos a todas las iniciativas que se pongan en marcha?

EV. No sé si supone más responsabilidad; posiblemente, la misma. Lo que sí que estamos teniendo es más trabajo, pero ha sido bienvenido porque se está traduciendo en una mayor visibilidad social de las cosas que hacemos.

El Año Internacional de las Cooperativas se ha convertido en una ocasión para descubrir que la sociedad aprecia el cooperativismo y lo valora. Estamos recibiendo muchas muestras de consideración y respaldo. El reto es mantener ese interés que hemos suscitado.

P. ¿Qué espera la Confederación de este Año Internacional de las Cooperativas?

EV. Está siendo una buena oportunidad para dar a conocer el cooperativismo y, por tanto, para que nuestra manera de hacer empresa se entienda mejor. Uno de los objetivos de la ONU cuando proclamó 2012 como Año Internacional de las Cooperativas era mostrar al mundo que es posible alcanzar la eficiencia económica asumiendo los principios cooperativos, o sea, practicando la responsabilidad social.

Si conseguimos esa mayor visibilidad de la que hablamos, estaremos en el camino de conseguir también un mayor reconocimiento general y, con ello, una merecida mayor interlocución con los poderes públicos a todos los niveles. Y eso nos permitirá estar en mejores condiciones para alcanzar nuestro objetivo último: ganar influencia para crear un entorno que estimule la creación y el desarrollo del cooperativismo.

P. En la Comunitat, un millón y medio de personas forman parte de alguna cooperativa, ¿qué les diría a aquellos que aún no lo han probado?

EV. Que no se lo pierdan. Con nuestras virtudes y nuestros defectos. La cooperación engancha cuando se utiliza. La participación involucra. El sentido de pertenencia fluye y compartir la riqueza generada llena. Es una experiencia que hay que vivir desde los valores.

P. ¿Cuáles son los retos de la Confederación a partir de 2013?

EV. Estamos ahora en un proceso de reflexión que queremos finalizar en 2013 y, desde ahí, fijar los objetivos estratégicos para el siguiente periodo. Pero ya podemos adivinar algunas cosas. La situación económica general, desgraciadamente, no parece que vaya a mejorar a corto plazo, y ello nos va a condicionar en recursos y financiación para las entidades de representación y para las propias cooperativas, sobre todo las que dependen de fondos públicos. Habrá que ser innovadores en gestión para seguir dando un buen servicio a los socios.

Nuestro trabajo es que las cooperativas sean más competitivas, facilitando plataformas de representación que mejoren los entornos en los que operan. Esto debe ser nuestra razón de ser. Debemos racionalizar estructuras y desarrollar planes de impulso que potencien el cooperativismo y la economía social.

P. Al poco de ser elegido, dijo que la salida de la crisis pasa por el cooperativismo, ¿qué quiso decir exactamente?

EV. Pues que los que nos han metido en la crisis difícilmente nos van a sacar de ella. Tendríamos que preguntarnos qué lecciones hemos aprendido de los tiempos caóticos que estamos viviendo. Lamentablemente, creo que pocas.

La crisis es producto de muchas irresponsabilidades (de la economía especulativa, de algunas entidades financieras y fondos de inversiones poco éticos) y de la falta de transparencia en los organismos encargados de la supervisión y control. Es el sistema de “todo vale” para obtener beneficios.

Frente a eso hay que reaccionar con empresas transparentes, comprometidas no sólo con la obtención de beneficios económicos, sino también con criterios sociales de inclusión, de cohesión social, de atención a la diversidad y de respeto por los recursos naturales y medioambientales. Eso es lo que hacemos los cooperativistas y por tanto, la salida de la crisis también pasa por el cooperativismo.

P. En la última edición de los Premios Pepe Miquel hubo una importante representación del Gobierno Valenciano y el President de la Generalitat se refirió al cooperativismo como “instrumento fundamental para mantener la vertebración de la Comunitat Valenciana” y como “una apuesta segura de empleo estable, sostenible y de calidad”, ¿cree que este reconocimiento tiene un reflejo suficiente en apoyo y estímulos por parte de los poderes públicos?

EV. Ya es bueno que esté en los discursos. Y estamos seguros de que el discurso parte del convencimiento de los poderes públicos de que el cooperativismo es un buen aliado tanto para la vertebración de nuestra Comunitat, todavía desvertebrada, como para la creación de empleo estable y de calidad. Ahora bien, los apoyos actuales ¿son suficientes? ¿es posible aumentarlos? En este terreno también tendremos que ser más innovadores. Las actuales dificultades económicas de nuestra Administración son extraordinarias y esto condiciona gran parte de la relación establecida. Hay que meditar sobre ello: debemos ser exigentes, pero también consecuentes y serios.

Pero lo que es imprescindible es que el cooperativismo gane protagonismo como fórmula de colaboración público-privada. Nuestro modelo es el que mejores condiciones reúne para ello y, aquí sí, hay que destinar muchos esfuerzos para que se supere la fase de discurso y se den pasos en el terreno práctico.

P. La crisis está exigiendo muchos sacrificios a las cooperativas, precisamente, para mantener el empleo, ¿qué les diría a tantas y tantas personas que siguen confiando en esta manera de hacer empresa?

EV. Que hay que ser persistentes. Hacemos sacrificios porque estamos convencidos de que, con ellos, nos posicionamos mejor para el futuro. Los cooperativistas defendemos nuestra supervivencia con visión de largo plazo. Distribuir la riqueza que generamos significa que a veces hay que apretarse el cinturón de una manera colectiva, en aras de lo que se llama el bien común. Eso es lo que hemos hecho siempre y lo que estamos haciendo en estos momentos.

Ahora a muchos trabajadores se les piden sacrificios en las empresas mercantiles. No participaron en el reparto de beneficios en los años de bonanza, pero se les pide ahora que participen en las pérdidas… Los cooperativistas, en cambio, podemos estar sacrificándonos hoy, pero mañana seremos los únicos beneficiarios de nuestro esfuerzo. Hay que mantenerse firme.

P. Usted ha dicho que las cooperativas necesitan ganar influencia, ¿la aprobación de la Ley de Economía Social ha marcado un punto de inflexión real en la interlocución Institucional de este sector con los diferentes niveles de la Administración o aún falta camino por recorrer?

EV. Falta mucho camino por recorrer, pero la aprobación de la Ley de Economía Social apunta en buena dirección. Primero, porque define un término complejo que ha costado mucho esfuerzo introducir y, en segundo lugar, porque nos pone deberes al cooperativismo y la economía social, y también a la Administración, en todo lo referente al impulso de la fórmula y a las plataformas de representación.

P. El presupuesto que la Generalitat destina al fomento del cooperativismo ha sufrido un considerable recorte a consecuencia de la crisis, ¿no cree que es precisamente ahora el momento de invertir en estimular el autoempleo?

EV. Siempre es momento de invertir en autoempleo, y si es colectivo, mucho mejor. Mientras se continúe en exclusividad en apoyar medidas de recorte del gasto y no de inversión en crecimiento, me temo que no va a haber recuperación económica.

P. Para acabar, en estos tiempos en los que todos andamos haciendo predicciones económicas, dígame: después de la crisis de valores que afloró con el inicio de esta crisis ¿será la economía más cooperativa a medio o a largo plazo o seguirá mandando la economía especulativa?

EV. El deseo es que, efectivamente, la economía sea más cooperativa; es decir: más responsable, más ética, más social, más sostenible, más real. Son deseos que se cumplen, a veces. Por los cooperativistas que no quede. Que nos pille trabajando…

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